Las misiones de China

Que los grandes establecimientos religiosos dedicados a la formación de misioneros para Asia (el de los dominicos en Ocaña, Toledo, el de los agustinos en Valladolid, el de los recoletos en Monteagudo) quedaran extentos de la desamortización de 1837 ya da cuenta de la importancia de esta empresa, también a nivel de estado y de su siempre precaria administración colonial.

En las primeras décadas del siglo XX, la que se percibe como una gran masa pagana en China deviene un destino misional de primer orden. Además de la predicación y la conversión y de servicios educativos y sanitarios, los principales objetivos de las misiones serán la formación de catequistas y sacerdotes nativos y la creación de orfanatos para niñas abandonadas, las Santas Infancias. Asimismo, ya sea en las distintas publicaciones periódicas como en libros especializados, los religiosos españoles se convirtirán en grandes difusores de la realidad cultural, social y económica de China en España.

Durante este periodo, y hasta la expulsión definitiva de los religiosos extranjeros con el advenimiento de la República Popular, las misiones estarán casi permamentemente en riesgo, siendo objeto de ataques por parte de movimientos anti-extranjeros o de los distintos ejércitos y grupos de bandoleros que combaten durante los años posteriores a la precaria fundación de la República.

Las diferentes órdenes religiosas (agustinos, recoletos, dominicos, franciscanos, jesuitas), algunas con una larga tradición misional en Asia oriental, obtendrán del Vaticano jurisdicciones para desarrollar su labor pero también surgirán proyectos entre los sacerdotes seculares, como el del Instituto Misional para la China.