Impresiones de un viajero Qing en España
Autor: David Martínez-Robles
Cuando ya se habían abierto diversas embajadas chinas en Europa, el gobierno Qing llevó a cabo una amplia operación que llevó a 12 funcionarios chinos de entre 31 y 46 años a visitar cuatro continentes y más de 20 países, en un esfuerzo sin precedentes en la historia de China. Entre ellos, Hong Xun 洪勳, que en 1887 inició un periplo que lo llevó a diversos países del norte y el sur de Europa: Italia, Alemania, Suecia, Inglaterra, Francia, España, Portugal, entre otros. A lo largo de los casi dos años que estuvo de viaje, dejó un registro detallado de sus impresiones y reflexiones sobre la mayoría de las naciones que visitó. Entre otros, a su vuelta a China redactó un breve tratado dedicado a sus impresiones por tierras españolas, el Youli Xibanya wenjian lu 游歷西班牙聞見錄.
Hong Xun es especialmente profuso a la hora de describir los sistemas políticos y de defensa de los diferentes países europeos. En consecuencia, describe el sistema parlamentario español y ofrece noticias sobre los derechos políticos de que gozan los ciudadanos. También se fija en el clima y las posibilidades agrícolas del país. Hong Xun tenía una importante misión oficial que cumplir, y por ello fija su atención en los detalles que podían ser relevantes para el gobierno chino en su relación con las naciones extranjeras.
Hong Xun es lo suficientemente clarividente como para comprender que España es un país con un pasado glorioso pero inmerso en un proceso de decadencia avanzado (opinión que hace extensiva también a Portugal). Como buen funcionario, presta atención al comercio interior en España, que describe como rudimentario, achacoso por la falta de desarrollo de infraestructuras y comunicaciones, con la excepción del sistema ferroviario. Indica que el balance comercial español es deficitario, con un aumento rápido de las importaciones al tiempo que las exportaciones disminuían trágicamente.
Hong Xun define a España como una “monarquía de soberanía compartida con el pueblo”, indicando que el poder del rey quedaba enmarcado en los límites que imponía la constitución. Por lo que se refiere al carácter de los españoles, su descripción es muy explícita y poco elogiosa:
Los españoles son valientes y rudos, de mirada iracunda. No son demasiado altos, pero bastante corpulentos. Tienen descendencia con abundancia. Son capaces de viajar a grandes distancias y no les amedrenta el cansancio. Comen y beben con gran frugalidad, como en ningún otro lugar de Europa se alcanza ver. [...] Son gente extraña, sólo los españoles son capaces de vivir sin caer enfermos en las insanas tierras y aguas de América, donde el resto de gente normalmente no logra adaptarse. Los libros de historia antigua consideran que en Europa no hay soldados como los españoles. [...] Sus ciudadanos son de carácter taimado. Cuando hablan con otros mueven todo el cuerpo y el rostro, y emplean grandes ademanes para expresarse. Les gustan los toros y al gobierno le sería imposible prohibirlos.
Hong Xun registra todo aquello que podía ser de utilidad a su regreso a China, aunque también ofrece valoraciones de cuestiones menos prácticas, como algunas tradiciones españolas. “Las peleas con toros son inmorales y crueles, en verdad no he podido soportar verlas”, y añade: “Es como si el país se volviese loco, es una costumbre ancestral, y si la prohibiesen algunos incluso se tornarían violentos”.
El viaje y el relato de Hong Xun se producen en un contexto de apertura internacional de China, en el cual España es un destino secundario pero relevante. Antes de la década de 1870, el conocimiento que en China había sobre España entre los funcionarios e intelectuales estaba únicamente basado en noticias indirectas, en los relatos y contactos con españoles y otros extranjeros en China, y en las publicaciones que misioneros católicos y protestantes habían difundido entre los letrados chinos. Pero a partir de ese momento el número de testimonios chinos del mundo español aumenta, y consiguientemente el conocimiento que existe en China sobre España es cada vez más cabal y vivaz.