China descubre el mundo: la obra de Xu Jiyu
Autor: David Martínez-Robles
Los cambios que experimenta China tras la Segunda Guerra del Opio son sorprendentes por lo que significan: se creará el Zongli geguo shiwu yamen 總理各國事務衙門 u “Oficina de gestión de los asuntos de los países extranjeros” (1861), y como muestra del interés por conocer más de occidente se fundará el Tongwen guan 同文館 (1862), la primera escuela en la que de manera sistemática se enseñarán diversas lenguas extranjeras.
Lin Zexu (1785-1850), antes del estallido del conflicto con Inglaterra, encabezó un proyecto de traducción al chino de textos sobre los países extranjeros, el Sizhou zhi 四州志 (Tratado sobre los cuatro continentes, 1839), del que se conservan sólo fragmentos. Es el primer intento coherente y ambicioso llevado a cabo en China de compilar información sobre Europa y su expansión por Asia. Poco después aparece el célebre Haiguo tuzhi 海國圖志, Tratado ilustrado sobre los países marítimos (1843), de Wei Yuan (1794-1856). Es un texto al que los historiadores han dedicado mucha más atención y en el que el imperio británico tiene una presencia destacada, aunque España apenas aparece, y sólo en relación a las Filipinas, que son a su vez analizadas como una entidad enteramente asiática que mantiene un nexo tributario con el imperio Qing.
Cinco años después aparecerá otra obra que es necesario que analicemos con mucha mayor detención, ya que en ella España es descrita con un nivel de concreción sorprendente.
El Yinghuan zhilue 瀛環志略 o Breve relación de los circuitos marítimos aparece publicado en Fuzhou en 1848 de la mano de Xu Jiyu (1795-1873), un importante funcionario Qing que ocupó diversos cargos intermedios hasta convertirse en gobernador de la provincia de Fujian. El texto se nutrió tanto de diversas obras en chino publicadas durante las dos décadas anteriores por algunos misioneros protestantes como de las conversaciones que mantuvo con cónsules y misioneros extranjeros, además de un intensivo trabajo en archivos históricos chinos. Ello le permitió elaborar una extensa obra sobre los países de Asia, Europa y América.
España aparece en esta obra fundamentalmente en tres apartados: en el dedicado a las Filipinas, en el segundo libro; en el resumen histórico de diversos países de América Central y del Sur, en el décimo libro; y, sobretodo, en el séptimo libro, en que caracteriza diversos países del sur de Europa. El apartado que en el séptimo libro dedica a España ocupa un total de 4.850 caracteres, de las páginas 16 a la 24, es decir, tiene una extensión extraordinaria para la época en que se publicó el libro.
Lo primero que sorprende es el uso de la transliteración Xibanya 西班牙 en toda la obra (denominación en uso actualmente), en un momento en que España era universalmente conocida como Lüsong. El mismo Xu Jiyu ofrece un breve listado de las diferentes denominaciones con que España es referenciada a lo largo de la historia de China e incluso explica la multiplicidad de nombres:
El apartado dedicado a España del séptimo libro comienza situando a España, explicando cuales son sus fronteras y los países con los que colinda. Después realiza un conciso pero detallado resumen de la historia de España. Cuando se refiere al siglo XIX, por ejemplo, narra la pérdida de las colonias americanas, la invasión de las tropas napoleónicas o los problemas sucesorios tras la muerte de Fernando VII y la primera guerra carlista.
El relato geográfico es aún más extenso. Después de una visión general del clima y las grandes regiones y sistemas montañosos, pasa a explicar de manera ordenada la geografía física y humana de cada una de las provincias, desde Asturias o Navarra a Extremadura o Galicia, pasando por Catalunya o Valencia, sin olvidarse de las islas Baleares y las Canarias. De cada una de ellas, indica la situación, caracteriza la orografía y las formas de vida y la economía básicas, nombrando los principales productos agrícolas, ganaderos, industriales o mineros. A pesar de algunos errores y malentendidos, el tono general del texto muestra que Xu Jiyu se valió de fuentes fiables que le permitieron realizar una reconstrucción cabal de un gran número de regiones del mundo que no había conocido presencialmente. Incluso nombra de manera minuciosa las principales ciudades de cada provincia, desde las más pobladas (Madrid, Barcelona, Sevilla…) a otras que aparentemente podían ser menos relevantes para un observador chino (Lleida, Almería, Huesca, Zamora…), ofreciendo de muchas de ellas datos como el número de habitantes, la existencia o no de murallas, la importancia de su puerto o las principales actividades económicas.
El Yinghuan zhilue representa, por tanto, un hito excepcional en las relaciones culturales sino-españolas. Nunca antes en el imperio chino habían existido noticias tan detalladas, precisas y actualizadas de España (y del resto de países europeos). Tras su publicación en 1849, el Yinghuan zhilue fue reeditado en 1850, 1861 (en Japón) y 1866, y su influencia marcó a algunos de los agentes de la acción exterior china de esas décadas.